martes, 19 de julio de 2011

OMEGA Y LA OSA.

Guillaume Geraud y Beatrice Alemagna. Kókinos.

El recurrente y siempre fascinante tema de la relación entre los niños y los animales, en gran formato.

Imagen
 
Ella iba dejando rastros a su paso. En las pendientes de la montaña. Sus huellas parecían estrellas en las tierras cubiertas de maleza. Omega la veía a veces desde la ventana de su cuarto. Al anochecer. La divisaba allá, alejada del pueblo. En la linde del bosque. La cara de la niña, con la frente pegada al cristal, atisbando la imponente silueta de la osa. Omega permanecía allí inmóvil hasta la llegada del alba. Era entonces cuando alzaba la mano y la agitaba suavemente en señal de despedida.
 
Omega y la osa
 
Es probable que la imponente silueta de la Osa desaparezca con la llegada del invierno. Por eso Omega está muy atenta cada noche esperando una señal que la avise.
 
Omega y la osa
 
Omega tiene una amiga especial a la que sólo puede ver por la noche y no siempre. Por eso cada encuentro es único y especial. Los animales y algunos adultos la temen, pero Omega la espera porque admira su belleza y la comprende. El bosque parece distinto cuando las dos caminan juntas por él. Incluso los árboles, despojados de sus ramas parece que recobran la sonrisa al conocer su historia. Una bonita aventura que acaba en un dulce sueño o... ¿es al revés?
 
Omega y la osa
 
Un álbum que en clave metafórica aborda la llegada del invierno y el encuentro y la despedida entre dos amigas. La fascinación que produce en una niña la osa nos acerca a uno de los temas siempre presentes en la literatura infantil: la relación niño-animal. Las dimensiones del formato (40,5x50,5 cm) y las ilustraciones elaboradas a partir de técnica mixta de aceite, pastel, acrílico y collage confieren volumen y espectacularidad a una  historia en la que los sueños y la amistad son las principales protagonistas. Un especial encuentro con tantas interpretaciones cómo lectores reflexivos se acerquen a él.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario