Catharine Allison y Neil Reed. Juventud.
Uno de esos libros que gusta tocar (excelente papel), bonitas ilustraciones y tierna historia.
Era la primera vez que Ruth se quedaba sola en casa de su
abuelo. Dormía en la habitación que el abuelo tenía cuando era pequeño, pero
ahora el cuarto parecía muy vacío. Ruth lamentaba no haberse llevado algunos de
sus juguetes. No tenía ninguno para jugar y además no le gustaba estar sola a
oscuras.
Pero pronto se le cerraron los ojos y se durmió enseguida.
De repente, Ruth oyó un ruido y abrió los ojos.
La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas e iluminaba un armario abierto...
Pero pronto se le cerraron los ojos y se durmió enseguida.
De repente, Ruth oyó un ruido y abrió los ojos.
La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas e iluminaba un armario abierto...
Cuando su mano tocó el pelo del osito, Ruth notó un extraño cosquilleo. Y de repente, una ráfaga de viento se la llevó volando por los aires.
Ruth va a dormir por primera vez a casa de su abuelo en la
misma habitación que él tenía de pequeño. La niña la encuentra vacía y para
colmo no había traído consigo ningún juguete. Acostada, los rayos de luna le
muestran un armario que nunca había visto. En él encuentra un oso de peluche que
de pronto cobra vida y se la lleva volando a un mundo habitado por juguetes
antiguos. Es una noche mágica en la que marcha con soldados de plomo, conduce un
tren de juguete, baila con una muñeca y pasan muchas cosas divertidas.
Ilustraciones hiperrealistas recrean el paso del mundo cotidiano al territorio de la fantasía consiguiendo que la precisión de un estilo casi fotográfico desdibuje las fronteras entre uno y otro. De este modo, la representación del mundo onírico parece real y exhibe cómo Ruth vive una experiencia inolvidable de mano del viejo osito de peluche del abuelo que la lleva a un universo paralelo donde los juguetes cobran vida y ella es el centro de atención y reina de una noche tan especial.
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