jueves, 27 de septiembre de 2012

Postales.

Como ya comenté, de Bélgica no sólo me traje un par de libros (a ver si escaneo uno de La Fontaine de 1.914, creo, que encontré en una tienda de antigüedades), también compré postales. Lástima no poder haber dedicado a su búsqueda más tiempo, porque tienen verdaderas maravillas.
 
Lo de las postales no es nuevo, tengo siempre por casa algunas rodando, aunque nunca sé dónde, pero he decidido buscar una carpeta y guardarlas todas juntitas.
 
En fin, a lo que iba (que no puedo estar mucho tiempo sentada porque llevo dos semanas de baja por culpa de una cervicobraquialgia y no aguanto en la misma posición más de cinco minutos), las he escaneado para colgarlas por aquí porque me parecen muy bonitas.
 
 
No hace falta que  os diga que ésta es la famosa Oruga Glotona de Eric Carle.




Otra, de las divertidas y originales composiciones vegetales de Joost Elffers.

 
 
 
No pude resistirme a traerme una de Elmer.
 


A esta otra ilustradora no la conocía, pero me sonaba mucho, se llama Elodie Coudray, ya investigaré por ahí.


 
No he podido descubrir quien es el autor o la autora de esta ballena, pero me parece fantástica, así que si alguien me da pistas, le quedaré eternamente agradecida.

 
De Montse Gisbert juraría que tengo algo por casa, ahora mismo no sé decirlo con seguridad.
 


Tampoco sé la autoría de estas dos, pero me hicieron tanta gracia que de la primera incluso me compré la versión chapita para la solapa.





Ésta es de Anne Laval.

 
Y bueno, Pippi es Pippi, un icono de nuestra generación.
 


Y éstas fueron todas las postales que me traje de mi incursión a Flandes, tengo otras que iré poniendo.

Acabo de encontrar estas dos.
 
Un par de Kukuxumusu.

 
 

Y esta otra de Beatrix Potter que me trajo mi amigo Jose del British Museum.

 
Éstas de Nicoletta Beccoli las compré hace un tiempo en la librería-tienda (muy recomendable) del Cosmo Caixa de Madrid.




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Walt Disney, por hartazgo quizá , nunca ha sido santo de mi devoción, eso sí, no se puede negar que las primeras películas tienen ese toque especial que le hicieron ser la primera referencia del cine de animación.



 
Ésta la compré hace un millón de años en la casa Lis de Salamanca, recuerdo perfectamente las muñequitas Googlies, unas reproducciones de Kestner maravillosas a un precio fantástico, siempre me arrepentiré de no haber comprado una...
 
 

 

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