Bueno, el de Beltrán. Andaba detrás de uno desde hacía tiempo, y aprovechando que el otro día con la entrega de notas (que fueron buenas) se inauguraban casi oficialmente las vacaciones, me apeteció hacerle un regalo, así que nos fuimos a Troa, que fue donde lo compré.
Hay varios modelos, si mal no recuerdo, uno que es un dinosaurio, otro como de vampiros, y creo que otro con forma de monstruos.
Éste es el que me gusta a mí, no sé si acabaré comprándome uno...
En Troa tenían el modelo del ataúd y el del unicornio, a mi hijo siempre le han gustado muchos los unicornios, pero se supone (él lo supone) que son cosa de niñas...
Tenía en las manos el ataúd, pero miraba el otro. Me dio penilla y opté por recordarle: "ya sabes lo que te digo siempre, no hay juguetes de niños ni de niñas, sino juguetes para jugar al margen de quien lo haga con ellos. Así que llévate el que prefieras, no el que creas que debas llevarte".
Y salió de la librería con su flamante diario secreto de unicornio," donde voy a escribir en secreto las cosas importantes que me ocurran y a hacer dibujos también de lo que me pase, ah, y pegaré cromos y todo lo que quiera".
Da rabia que por mucho que se intente inculcarle una educación sin prejuicios, sea imposible que se desarrolle sin ellos, pero bueno, habrá que seguir intentándolo, ¿no?
En fin, espero que escriba mucho, mucho, y no sé si aguantaré sin cotillearlo, ¡jajaja!,
No hay comentarios:
Publicar un comentario