Llegó Laura. Pelo negro, seguramente teñido, ojos verde claro, tan claro que eran casi transparentes, acuosos. Era como una Demi Moore (la de Ghost, ¡guau!, ¿tanto?, ¡tanto!), con ojos verde-agua que hacían su mirada inquietantemente indefinida. Era tan guapa que me molestaba mirarla. Al menos tenía diez años más que el Serra.
-Qué tal, Laura. Estuve a punto de añadir: "¿Hoy te han dejado salir del asilo?". Si no tenía TREINTA años, no tenía ninguno. Vejestorio. Estaba buenísssssima.
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