Otro libro con agujero, por el que su protagonista va adentrándose en la cotidianeidad de sus vecinos.
Cuando en un sótano coinciden un cohete, cerillas y un niño, la cosa sólo puede acabar en un lanzamiento. ¡Y la que se arma!
Un niño se encuentra un cohete en el sótano de un bloque de pisos y la tentación resulta demasiado grande: le prende fuego. No podía ni imaginar que el cohete subiría y subiría por todo el edificio –los veinte pisos–, perforando los techos, atravesando las casas, dejando estupefactos a los vecinos, que no saben qué es lo que les pasa ante las narices a la velocidad del rayo, porque del cohete, visto y no visto, sólo queda ¡el agujero!
EL SÓTANO
En el sótano husmeaba Iván,
el hijo del portero,
al que atrajo como un imán
un cohete bullanguero.
Rodilla en tierra, encendió
deprisa la cerilla
y prendió el cohete, que subió
derecho a la buhardilla.
PISO PRIMERO
Arriba, la familia Blas
en paz desayunaba,
cuando apareció el cohete y¡zas!,
¡temblando los dejaba!
Reventó el ketchup en su frasco
el artefacto liante
y ahora culpan del chubasco
al señor fabricante.
Cuidada edición una obra clásica del estadounidense Peter Newell, creador de libros y tiras cómicas que influyó en otros muchos artistas. La idea es sencilla y brillante: el cohete irrumpe en los hogares haciendo estallar la sorpresa. Las ilustraciones de los aspavientos no pueden ser más divertidas y los textos rimados dan indicios de esas vidas alteradas de súbito en las que el fenómeno se interpreta de las formas más variopintas. Cada página de este libro con sabor a otros tiempos arranca una sonrisa a lectores de todas las edades.
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