Susie Morgenstern y Theresa Bronn. San Pablo.
Cuando era pequeña, enseguida me empezaron a gustar el lápiz, el papel, los cuadernos, el papel de cartas. ¡Con locuras! Veía en ellos un poder mágica: podía gritar sin emitir un solo sonido. Podía hacer reír a una hoja de papel inanimada. Y, sobre todo, podía por fin hablar, ya que vivía en el seno de una familia muy ruidosa, y la única manera de articular palabra era escribirla. Y además podía hacer desaparecer a mis enemigos y crear un mundo ideal. Sí... ¡la verdad es que tenía poderes mágicos!
Me gustaría compartir mi pasión contigo y decirte que, para un escritor, no existe ningún secreto: hay que escribir. La escritura es una actividad que se practica como un deporte: requiere entrenamiento, resistencia y perseverancia. Me gustaría ayudarte a que te guste escribir. Es uno de mis sueños desde hace tiempo; y es que pienso, sinceramente, que cuanto más locos haya ¡más nos divertiremos!.
Y una vez que llega la pasión...¡se pude ir hasta la luna! Así que... ¡vamos allá!
Susie Morgenstern
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