María acaba de ver algo que se desiza por entre las tejas de la casa de enfrente. Es un gato gris y viejo. Por un momento sus ojos se encuentran. Los ojos del gatos son como bolas de papel de celofán, grandes y brillantes. -¡Adiós, joven amiga- parece decir el gato gris y viejo al mirarle con aquellos ojos - ¡Espera!- grita María.
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