No se trata de un libro más de los muchos que existen para que los niños aprendan a diferenciar los conceptos básicos. Esta historia -como todas las de Pomelo- es lo opuesto a una del montón. Es divertida, original, sutil e inteligente.
En casa o en el colegio, este libro para conocer los contrarios es igual a un éxito.
Pues esta vez (a veces no soy capaz) no puedo añadirle ni quitarle una coma a la reseña de la editorial, no se trata de un libro más de los de este tipo, sino lo opuesto a uno del montón.
Reconozco que cuando vi el libro me llevé una desilusión, me dije, "ya lo han hecho, ya le han quitado la gracia a mi Pomelo..." Menos mal que mi sobrino lo pidió para su cumpleaños y se lo he comprado, lo malo es que me lo he quedado y ahora tengo que comprar otro...
Ahora estoy deseando comprar este otro:
Con 8 años, Beltrán ha decidido que se encuentra por encima del bien y del mal en lo que a cuentos se refiere. Dice que son para niños pequeños, demasiado infantiles y que él ya no está para esas cosas. Pues bien, cuando ayer vio el nuevo Pomelo me preguntó casi en bajito:
-¿Y ese Pomelo, para quién es?
- Para Héctor, que es su cumple y le gusta mucho Pomelo.
- Además, a ti, ya no te gusta leer cuentos.
- Ya, pero los de Pomelo sí...
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