Miguel y yo siempre tenemos mucho trabajo. Nos encargamos de decir a cada uno lo que tiene que hacer: ¡Hormigas, a andar en fila india! ¡Caracol, despacio, no corras! ¡Piedra, ahí quieta!
Ahora Miguel no está. Unos me dicen que no puedo verle porque se quedó dormido. No sé por qué no va a volver con la cantidad de cosas que tenemos que hacer todavía.
El tema de la muerte queda esbozado con mucha sutileza, y ese punto surrealista que le da Auladell, cuaja perfectamente con el inteligente toque absurdo de Albo.
Perfecta conjunción, autor-ilustrador, como siempre.
Tienes razón con respecto a "los Pablos", una joya!
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