Una mirada introspectiva y asertiva a la persona que tenemos al lado, para adultos.
A veces, uno sólo puede asombrarse del otro. Increíble.
A veces, el otro es guapísimo. Indescriptible.
A veces, el otro es un completo desconocido. Inalcanzable.
A veces, el otro ha desaparecido. Invisible.
A veces, el otro es invencible. Insuperable.
A veces, el otro es irascible. Incomunicable.
A veces, el otro es la aventura más emocionante. Inexplicable.
A veces, el otro es guapísimo. Indescriptible.
A veces, el otro es un completo desconocido. Inalcanzable.
A veces, el otro ha desaparecido. Invisible.
A veces, el otro es invencible. Insuperable.
A veces, el otro es irascible. Incomunicable.
A veces, el otro es la aventura más emocionante. Inexplicable.
Los amigos casi siempre nos sorprenden. A veces para hacernos disfrutar y, otras, para provocarnos sufrimiento y molestias. Pero siempre es increíble el mero hecho de que existan y de que estén ahí, a nuestro lado.
Dos gatos pueden hacer muchas cosas juntos. Pueden pasárselo
bien, jugar por la alfombra y divertirse persiguiéndose de roca a roca por el
río. Pero también pueden enfadarse, hacerse daño, envidiarse, y preferir, a
veces, estar lejos el uno del otro. El otro casi siempre es un misterio, casi
siempre es distinto a nosotros aunque a veces sea tan parecido, y aunque a veces
nos haga rabiar, casi siempre está ahí para hacernos disfrutar. En este pequeño
libro dos felinos amigos nos harán reflexionar sobre lo difícil que es a veces
soportarse, cuidarse y disfrutar unos de otros, aunque al final, casi siempre
los esfuerzos valgan la pena.
En este gran libro de formato pequeño se ofrece a los lectores (adolescentes o adultos) una útil herramienta para reflexionar. Para analizar cómo a veces las relaciones con los demás son complicadas y nos hacen sufrir en exceso, y otras sin embargo parecen tan sencillas y simples y nos hacen disfrutar sin tener que protagonizar para ello ningún esfuerzo. Para reflexionar sobre lo difícil que resulta ponerse en el lugar del otro, entenderlo, respetarlo, no idealizarlo ni infravalorarlo, permanecer cerca cuando es difícil estar a su lado, y respetar su ausencia cuando ha decidido no estar al nuestro. Para aprender, en definitiva, a valorar la amistad.
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